A medianoche Kate despertó, y estaba sola en la habitación.

Cielos, por qué estoy durmiendo tanto, debe ser stress, se levantó, tomó una ducha y se puso pijama, salió y aún no llegaba Bastien, bajó las escaleras y fue al despacho, entró con cuidado y ahí estaba Bastien, en penumbra, su vaso de wiski y su cigarro haciendo hondear el humo en sus dedos, su camisa estaba media abierta, su mirada perdida en la nada, mirando las estrellas, no se percató que Kate había entrado, ella caminó lento abrazándose de su cuello, rosando su mejilla con la de él que estaba rasposa por su barba que empezaba a aparecer.

¿Pensando? Que te preocupa amor.

Tú… - Bastien dejó el wiski y el cigarrillo en la mesa, se giró y llevó a Kate a sus brazos, se hundió en su cuello inhalando su aroma a gel de ducha y perfume –

¿Que pasa amor.?

Tengo miedo de que ese hijo de puta intente algo nuevamente, Kate me aterra perderte, puedo renunciar a mi riqueza, a mi organización, a todo lo que me pidan, pero no a ti, no so