ANNELISSE DE FILIPPI
Estaba en mi habitación, tirada boca abajo sobre la cama, con los pies moviéndose en el aire y los auriculares puestos, escuchando una playlist que no ayudaba en nada a olvidarme de cierto jefe de mafia con ojos grises y voz de infarto. Le estaba escribiendo que pasaría a verlo antes de ir a la universidad, un mensaje seguido de varios besos y corazones, y muchos te amo.
Suspiré.
¿Quién me manda a enamorarme de un tipo que es jodidamente sexy?
Aunque bueno… últimamente, nuestros encuentros eras más apasionados, siempre se frenaba y eso me estaba volviendo loca, quería ser su mujer más que nada en este mundo, en poco tiempo cumpliría 19 y era la única de todo mi grado que aún no sabía lo que era hacer el amor.
Me apreté la almohada contra el rostro.
—¡Basta, Anny! ¡Céntrate! ¡No ha pasado nada! ¡No hay nada sexual! ¡Solo miradas! ¡Y esa vez en la cocina…!
Me senté de golpe, espantando el recuerdo de esa vez en la cocina donde me sostuvo por la cintura y me besó de