Había pasado el día, los hombres de Bastien lo cambiaron a su habitación, Kate estaba en la cocina, preparando galletas, la casa estaba inundada por el dulce aroma de galletas recién horneadas, Lucca llegó a la cocina.
Señorita…
Lucca, ¿quieres una?
Si por su puesto – Kate saca una bandeja enorme llena de galletas, las pone en un pocillos y le da una –
Estas galletas eran las que yo preparaba para Bastien cuando éramos niños – Kate las ordenaba –
Si, lo sé, el señor siempre hablaba de ellas, y como las extrañaba, siempre me hacía comprar galletas en distintas pastelerías, pero les daba una mordida y las dejaba, siempre decía… no son con como las de ella… ahora entiendo a que ser refería – un mensaje sonó en su celular – Lucca rió, tomó una foto de su mano con la galleta mordida y la envió –
¿Que fue eso? – Lucca mostró el mensaje –
Te descontaré otro año de sueldo si te estas comiendo mis galletas – debajo la foto de la galleta y un mensaje – tarde… están deliciosas – una respuesta ll