Capitulo 37
Noche interrumpida
Maya
Afuera el viento soplaba con fuerza. Las ramas de los árboles golpeaban contra el techo de madera como si quisieran advertirnos de algo. Yo no podía dormir. Estaba sentada en el borde de la cama, envuelta en las sábanas, mirando el fuego que aún crepitaba en la chimenea. Erick seguía acostado frente a ella, recostado sobre su codo, con los ojos cerrados y el cuerpo relajado, pero su respiración no era la de alguien dormido. No se movía, no decía nada, pero sabía que estaba despierto. Quizás tanto como yo.
Me preguntaba qué pasaba por su cabeza. Si pensaba en mí. Si se arrepentía. Si deseaba que yo fuera otra persona. Otra Luna, tal vez. La suya. La que murió. Había algo profundamente triste en su silencio, una amargura que no se notaba en su rostro, pero que se sentía en el aire. Su amabilidad me confundía. Era frío, pero medido. Amable, pero distante. Me trataba como a una figura que debía cuidar por obligación, no como a alguien a quien realmente