Capítulo 38
El futuro Alfa preocupado
Cuando regresé al campamento, le indiqué a los soldados que no dijeran una palabra. Lo metieron en una celda oculta, reforzada con piedra de luna. No podría transformarse ni salir sin ayuda, el mensaje había llegado, Denzel vivía. Y venía por Maya.
Mi pecho ardía con pensamientos encontrados.
Entré a la cabaña. Maya dormía, envuelta entre mantas. Se había movido en sueños, su cabello revuelto cubría parte del rostro. La vela cerca de la cama aún titilaba. Me acerqué sin hacer ruido, dejé mi capa colgada y me senté frente al fuego. No quería despertarla, pero necesitaba verla. Solo… asegurarme de que seguía a salvo, ella murmuró algo en sueños, su ceño se frunció.
Me acerqué. No pude evitarlo, le acaricié la frente con los nudillos, fue solo un roce, su piel estaba tibia, su respiración tranquila, no debía tocarla. No debía dejarme llevar por lo que empezaba a crecer dentro de mí. Pero ya no era solo estrategia. Ya no era solo deber. Era algo más.