CRISTOPHER
—No puede ser, dime qué no es verdad. El comedor se podría haber quedado en un absoluto silencio si no fuera porque mi mamá no lo puede creer y a decir verdad, yo tampoco. El nombre me golpea como si alguien lo gritara justo en mi oído, pero no ella, ella se presenta tranquila, serena, educada y con esa misma dulzura que recuerdo aún sin buscarlo, increíblemente Ximena está aquí. La bonita mujer que en algún momento lo fue todo para mí y un día se fue a buscar su camino está nuevamente frente a mis ojos. Veo con satisfacción que lo ha conseguido y ahora está aquí, de pie en medio del salón, tan distinta, tan segura, hermosa que se me cierra la garganta y me tengo que tomar de golpe el vino aún cuando estoy intentando beber menos alcohol. —¡Esto si que es una enorme sorpresa!. Pierre es el primero en reaccionar, mi hermano se pone de pie como si hubiera visto un fantasma pero al que le tiene cariño porque él siempre andaba detrás de nosotros y por eso mamá decía que mi ex novia era un castigo y nosotros su karma. —¡Ximena! ¡Dios mío, eres increíble mon amour! —le sonríe con genuina emoción, se acerca y le da un beso en cada mejilla— Qué locura verte aquí. Ella le responde con una sonrisa ligera. —Hola, Pierre. Dice con esa voz suya que hace que todo en mí se descontrole y se abrazan como los mejores amigos del mundo. Mi madre no se mueve pero su rostro... se tensa al punto de parecer de piedra, su sonrisa es una línea forzada, ella nunca supo fingir lo que sentía por Ximena y aunque siempre discutía con ella por eso, debería empezar a comprender que ella ya no es la becada como la llamaba despectivamente. Hugo, a su lado, la observa con discreción, como siempre mi padrastro no dice nada, él es más reservado y educado pero su sorpresa se nota y yo… Yo no puedo dejar de mirarla, sus ojos oscuros tienen esa luz que es capaz de hacer sentir que todo es más ligero, es la sorpresa por lo que me siento así además luce elegante, segura, distinta pero a la vez, igual. —Por favor toma asiento— habla Hugo y ella lo hace al lado de Pierre— es una gran sorpresa. —El señor Morris me envió en su representación, todo está en orden, solo vine a presentarme formalmente. —¿Valerio confía en ti directamente? —Trabajo con él desde hace tres años —asiente— me gradué como abogada en California, después hice un máster en finanzas, desde entonces representó parte de sus inversiones en distintos países. No la escucho como empresario, la escucho como el hombre que un día la amó y que nunca pensó que volvería a verla así, ni me salen las palabras pero me siento muy orgulloso y Pierre se ríe con disimuló mirando a nuestra madre que apenas disimula el veneno que le corre por la cara. —Qué curioso —dice con tono ácido— Nunca imaginé que pasarías de ser la becada a sentarte en mi mesa. —¡Mamá!. —No te preocupes— la escucho— señora la vida siempre tiene caminos inesperados. No hay sarcasmo ni rencor en su respuesta y eso la hace ver aún más grande. Me siento como un idiota por no decir más mientras Sherlyn sujeta mi mano y la quitó rápido, el aire se ha vuelto muy denso y recibo una patada de mi hermano por debajo de la mesa cuando ella anuncia que se retira. —Solo pasé a saludar, no quiero interrumpir más de lo debido ya todo está firmado. Fue un gusto. La veo ponerse de pie, dándonos una última pequeña y yo, que parece no aprendo que soy el mayor y no debería hacerle caso a mi hermano menor, me pongo de pie como resorte. —Ximena. No voltea de inmediato, pero sé que me escucha cuando se detiene en seco —Por favor… ¿Podemos hablar?. Camino hacia ella, ni siquiera pienso en lo que estoy haciendo. Solo me levanto y coloco mi mano en su espalda guiandola y no me aparta. Mamá dice que no es necesario, que ni puedo dejar sola a Sherlyn pero nada, los ojos de Ximena tienen esa calma peligrosa que siempre me dejó sin aire. Y entonces, sonríe. —Está bien. Caminamos juntos hasta el jardín y el recorrido parece tener kilómetros sin fin pero no es así, al parecer hay situaciones en las que las cosas parecen no tener un y aunque hay un silencio incómodo entre nosotros, agradezco que sea la primera en romper el hielo pareciendo que he retrocedido muchos años atrás. —Parece la primera vez que hablamos, aunque estabas algo perdido. —No fue tan malo escuchar toda una semana las clases de derecho, a pesar que tenía que estar en el aula de administración de empresas. Soltamos una risa al misma que trae un sinfín de recuerdos, la primera vez, me metí al aula equivocada, me senté a su lado de casualidad y cuando me di cuenta que esto no tenía que ver nada con mi carrera, su mirada y conversación fueron tan amenas que me quedé una semana completa en su salón de clases y no fue hasta que los profesores me mandaron a buscar que mi mentira se cayó pero lejos de molestarse comprendió que si fue una loca casualidad, nos llevó a compartir tanto como un corazón. —Fueron buenas épocas— afirmó— aunque como verás muchas cosas han cambiado desde que desapareciste. —No desaparecí Cris, me fui a buscar un mejor futuro y estoy feliz con lo que tengo, aún cuando para tu madre seré siempre la becada que le quiso robar a su hijo. Me disculpo de inmediato pero dice que no importa, ella entiende y sabe que no le guardo rencor y es que cómo hacerlo, admitir que haberse ido me dolió pero al menos, Ximena si tuvo la decencia de decirme las cosas directamente, no como la otra que se fue como cobarde robándome dinero y la paz. La conversación empieza a fluir y con cada segundo se me hace más irreal que esté aquí, hace muchos años que terminamos, fue en buenos términos, éramos muy jóvenes con sueños del amor eterno pero ambos comprendimos que eso no era todo. Aunque me hubiese gustado que se quedará, que me hubiera recibido cuando la busque en Londres pero qué más da, el hubiera no existe, el increíble presente es ahora y la tengo frente a mi compartiendo los mejores recuerdos de nuestra juventud. Admiro su entrega por el trabajo, ha viajado por muchos lugares de Europa, su tía sigue siendo su única familiar y eso me lleva estúpidamente a preguntar por el amor y los hijos. —Lo siento. —No te preocupes— veo como se mueve la pulsera, está nerviosa y yo también— tuve una relación importante osea… —Te entiendo. —Pues sí, después de todo, tú te ibas a casar. No lo quiero tomar como un golpe con guante blanco pero realmente me molesta y lo que me da rabia es ver qué al parecer todo el mundo sabe que me dejaron plantado como un imbécil. No sé qué cara tengo pero no debe ser buena cuando Ximena se disculpa, me dice que lo último que quiere es hacerme sentir mal pero que me tengan pena es algo que no soporto y me toca tomar mucho aire para no decir algo malo. —Lo lamento de verdad. —Si yo lo supere, el mundo puede hacerlo. Se le cae la pulsera y, sin pensarlo, nos agachamos los dos, parece de novela pero nuestros dedos se rozan al mismo tiempo que tocamos el metal. No es un roce cualquiera, con Ximena nada es simple y ahí estamos, demasiado cerca, sin decir nada. No me hace falta hablar para notar cómo se le acelera un poco la respiración, igual que a mí. Tiene algo en los ojos… no sé si es duda, curiosidad o ese tipo de interés que uno no admite en voz alta. Me dan ganas de decirle que tiene una boca peligrosa, que el labial le va de maravilla en su boca que siempre ha sido pequeña pero de labios gruesos, aunque me lo guardo. Se queda mirándome como si esperara algo, y quizás sí, quizás yo también pero esa época, ya pasó. —¡Cristopher!— la voz de Hugo nos hace colocarnos de pie de inmediato rompiendo la tensión que se me estaba subiendo a la cabeza— lo lamento, no quería interrumpir, pero tengo noticias… Noticias de Olivia, hijo tienes que hablar con ella, olvida el dinero se que aún la amas. Mil cosas pasan por mi cabeza y sigo sin comprender porque la vida insiste en provocarme un infarto en cualquier momento, sin embargo, ahí estoy con el corazón a mil por hora, la ira corriendo por mis venas y mis ojos en la mujer que me ve con algo demasiado parecido a la decepción y no se que hacer. Ximena se despide y debería ir tras ella pero al mismo tiempo tampoco tengo porqué hacerlo. Olivia ha sido encontrada y mientras corro para que me den los informes de mi ex, me doy cuenta con atención que me quedé con la pulsera de Ximena. —¿Qué pasó?— escucho a mamá. —El detective dice que fue un error— juego con la pulsera— no era Olivia— mi padrastro reniega diciendo que él tipo ese es un inepto. —¿Dónde está Ximena?— escucho a Pierre y respondo que se fue— ¿Y la dejaste ir?. —Deja a tu hermano tranquilo. —Pues no le estoy haciendo nada, solo digo que si mi primer amor regresará, más hermosa que nunca, yo… no la dejaría ir. * * * Mis estimadas lectoras estamos de vuelta, espero que está nueva historia les guste tanto como a mi. las invito a guardar sus bibliotecas, leerla, comentar y apoyar muchísimo ya que eso es fundamental para más capítulos. síganme en mis redes I*: alessi.salazar Tengo vídeos y novedades, espero poder contar con ustedes. Saludos.