6. ¿Podemos hablar?
XIMENA
—!Dios! ¿No hay piedad para esta pecadora o que?.
Me despierto desorientada, con la bata medio torcida y la cabeza hecha un desastre.
La luz se cuela por la ventana como si no tuviera respeto por nada, ni por mi sueño ni por mis emociones que están más alteradas que mi reloj.
—¡Necesito agua!.
Me levanto sin pensarlo mucho, me siento como un robot sediento y voy directo a la cocina buscando algo que me dé ganas de empezar el día y eso es agua helada, como si eso fuera a calmar lo que tengo en el pecho desde anoche, de hecho desde que supe quién era el cliente que me había tocado.
No quiero pensar en él, no quiero y no debo pero ya lo estoy haciendo… Cristopher Meier, mi primer amor.
Creí haberlo olvidado, en el tiempo lejos me obligue a decir que era lo mejor, que tú me esforzaría y él me esperaría, sin embargo, todos crecemos y a mi como el, nos tocó madurar, por eso no quería verlo.
Porque a pesar de todo creí tener las cosas bajo control pero verlo me confirmó que so