POV: Aslin Ventura
El vestido me quedaba perfecto. Claro que sí. Alexander se había asegurado de que lo hiciera una modista a medida, alguien que vino a tomar mis medidas mientras dormía sedada. El tul blanco caía como una cascada helada desde mis hombros hasta mis tobillos. El corsé ajustado me robaba el aire, como si también quisiera robarme la voz.
Frente al espejo, no me reconocía.
La mujer que me devolvía la mirada no era yo. Tenía el cabello peinado en ondas suaves, los labios pintados de rojo y una mirada perdida entre el miedo y la furia. Una muñeca de porcelana lista para exhibirse.
Pero por dentro… estaba rota.
Apreté los puños sobre mis piernas. Cassie me observaba desde un rincón, con los labios apretados y los ojos brillosos. Ella había sido quien me ayudó a vestirme. No dijo nada, pero sus manos temblaban mientras abotonaba la espalda del vestido. Me daba cuenta de que quería decirme algo, pero el miedo era más fuerte que las palabras.
—Estás hermosa —susurró al fin, co