POV: Aslin Ventura
Las luces doradas del salón se habían apagado, los invitados se habían ido uno por uno, arrastrando sus risas vacías y sus copas medio llenas. Ahora, el silencio llenaba cada rincón. Un silencio espeso, denso, peligroso.
Caminé por el pasillo con el corazón latiéndome en la garganta. El vestido aún colgaba de mi cuerpo, rasgado en la parte baja por el roce constante con mis pasos y el peso del día. Me dolían los pies, me dolía la cabeza, me dolía el alma.
Al llegar a la habitación, cerré la puerta con cuidado. Era amplia, lujosa… y helada. Esa era la habitación que compartía con Alexander. Esa en la que fingía dormir mientras él no estaba. Esa que jamás sentí como mía.
Me dirigí al baño, decidida a arrancarme ese vestido, esa piel falsa. Quería meterme bajo el agua y desaparecer. Pero cuando mis dedos tocaron el cierre del corsé, una voz me detuvo.
—No te tapes.
Me congelé.
Alexander estaba en el marco de la puerta, mirándome con una intensidad que me h