POV: Aslin Ventura
No me despegue ni un momento de mi pequeña, me quedé con Isabella sobre mi pecho, sintiendo su respiración débil, pero constante. Cada vez que cerraba los ojos, volvía a ver la sangre en sus labios, los espasmos en su cuerpecito, los gritos desesperados. Me abrazaba a ella con fuerza, como si pudiera protegerla del mundo solo con eso.
Pero lo peor no fue el miedo.
Lo peor fue el silencio.
Ese silencio incómodo que se instaló en la casa después del caos. Esa calma fingida que no engañaba a nadie. Nadie hablaba de lo que había pasado. Nadie se atrevía a mirar demasiado tiempo a los ojos. Solo suspiros, miradas esquivas y agradecimientos vacíos hacia la persona que, según todos, había salvado a mi hija.
Cinthia.
La maldita Cinthia.
Me ardía el estómago solo de pensar en su nombre. La forma en que todos la miraban, como si fuera una santa. Como si no tuvieran idea de lo que realmente es. Yo la vi. Vi el brillo en sus ojos cuando entró en la habitación. Esa seguridad c