POV: Carttal Azacel
Coloque a Cinthia con cuidado sobre el sofá de la habitación de invitados. Se quejaba entre susurros, como si cada respiración le doliera, aunque yo no veía señales de fracturas graves. Aun así, sus lágrimas temblaban en sus pestañas, y su voz era tan frágil que por un momento me hizo dudar de lo que había visto.
Fui al botiquín, saqué gasas, vendas y el frasco de alcohol. Tenía las manos llenas de sangre seca y preguntas que no sabía cómo ordenar.
—Te duele mucho, ¿verdad? —pregunté mientras limpiaba la raspadura de su brazo.
Ella asintió, conteniendo un sollozo. Su rostro estaba pálido, pero sus ojos… sus ojos me observaban con más intensidad de la que mostraba su herida.
—No quiero causar problemas —murmuró, con una voz tan suave que apenas se oía—. Seguro que fue un accidente. Aslin solo… estaba alterada. No la culpes, Carttal. Solo fue un momento de tensión. A veces… cuando las personas tienen cosas que ocultar, actúan de formas impredecibles.
Me detuve. Alc