POV: Aslin Ventura
Estaba en la habitación, doblando ropa sobre la cama mientras los niños jugaban en su habitación con una de las niñeras. El silencio de mi cuarto me daba un respiro, pero no una paz completa. Mi mente seguía alerta. Siempre lo estaba. Como si algo dentro de mí supiera que esa calma no podía durar.
Y entonces… sonó el teléfono.
No era mi número habitual. Era un móvil de emergencia, uno que apenas usaba, uno que nadie debía tener.
El corazón me dio un vuelco.
Temblé por dentro… pero contesté.
—¿Hola?
Hubo unos segundos de silencio. Solo se escuchaba una respiración al otro lado. Una respiración que conocía demasiado bien.
—Hola, muñeca —dijo él al fin.
Alexander.
Mi cuerpo se tensó como si me hubieran clavado un puñal. La voz me paralizó por un instante, como si una sombra antigua me envolviera el pecho. Pero esta vez… no retrocedí.
No era la misma mujer que él destrozó. No era la misma que lloraba en las esquinas rogando que parara. No. Esa Aslin quedó atrás.
—No vue