Mundo ficciónIniciar sesiónMoscú, Rusia, 23:47
La ciudad parecía un organismo vivo bajo el frío de la noche. Moscú respiraba a través de las luces de los faroles reflejadas en la nieve recién caída, del vapor que escapaba de las alcantarillas y de la prisa de las personas que cruzaban las calles heladas. El invierno ruso tenía una forma particular de recordarte que estabas solo. Lorenzo Vellardi lo sentía en la piel.
Con el abrigo oscuro abotonado hasta el cuello y los guantes negros ocultando sus manos tensas, caminaba solo por la acera húmeda. Ya había enfrentado reuniones, traducciones simultáneas, brindis y sonrisas ensayadas desde que llegó a Moscú esa misma mañana. Pero nada, absolutamente nada conseguía apartar de su mente el sabor de la noche en q







