Mundo ficciónIniciar sesiónClara odiaba los consultorios blancos. No por miedo a diagnósticos; lo odiaba porque ahí la gente buscaba certezas. Ella no. Ella buscaba ventajas. Por eso estaba sentada en esa sala, con las manos cruzadas sobre el bolso y el celular boca abajo. No necesitaba ningún resultado. Ya sabía que no había bebé. No había nada. Solo un retraso que ella convirtió en arma.
Lo único que vino a hacer a ese laboratorio era mantener viva la mentira y asegurarse de que, cuando quisiera, pudiera usarla para sujetar a Marcus. O destruirlo.
La recepcionista tecleaba rutinaria. Clara no tenía prisa. Cada minuto sentado ahí era parte de la fachada: la mujer preocupada, la futura madre angustiada. La que “espera r







