Mundo ficciónIniciar sesiónEl reloj marcaba las dos de la madrugada cuando Marcus abrió los ojos. No sabía en qué momento se había dormido, pero la penumbra tenía ese tono denso que sólo existe en las horas que no pertenecen a nadie.
A su derecha, Laila dormía en calma. Su respiración era leve, acompasada, el pecho subiendo y bajando bajo la manta. La luna se filtraba por las cortinas y bañaba su rostro con una claridad plateada, casi irreal. Melissa dormía del otro lado, abrazada a su muñeca, perdida en sueños tranquilos, con la boca entreabierta y las pestañas temblando apenas.
Marcus se incorporó un poco, apoyando el codo en la almohada.
Pasó varios segundos sin moverse, sólo observando.
A veces bastaba eso pa







