Mundo ficciónIniciar sesiónEl edificio de la clínica tenía ese tipo de perfección que incomoda: todo blanco, todo pulcro, todo caro. El tipo de lugar donde la verdad cuesta lo que uno puede pagar.
Clara iba un paso adelante de Marcus, con el bolso apretado contra el pecho. Caminaba rápido, con la seguridad de quien ya había ensayado cada movimiento. Marcus la seguía con un nudo en el estómago, tratando de convencerse de que estaba haciendo lo correcto, de que acompañarla era lo mínimo que podía hacer. Pero cada paso lo hundía más en el pensamiento que lo atormentaba desde la mañana: no amaba a esa mujer.
La recepcionista los saludó con una sonrisa profesional.
—Señora Beaumont, el doctor la esper







