Mundo de ficçãoIniciar sessãoLa noche tenía esa calma que antecede a algo importante.
El penthouse estaba en silencio, con solo el rumor lejano de la ciudad desvaneciéndose en los ventanales. La luz era tenue, tibia, casi como si el mundo entero entendiera que debía bajar la voz. Marcus permanecía de pie frente a ella, con la mirada hundida en algo más profundo que los ojos de Laila: en la certeza de que si daba un paso más, ya no habría vuelta atrás.
Laila también lo sabía.
Lo veía en el modo en que él la miraba: sin urgencia, sin pretexto. Como si todo en él hubiera decidido rendirse, no por debilidad, sino por cansancio de contener lo que sentía.
Esa contención era lo qu







