Mundo ficciónIniciar sesiónEl Contrato del Corazón
El eco de la oferta de Stavros —"Tienen diez segundos para decidir"— se quedó suspendido en el aire viciado del estudio.No era una sugerencia; era el sonido de una jaula cerrándose de golpe. Miré a Jack, esperando ver pánico en sus ojos, una salida de emergencia, una negación rotunda. En lugar de eso, vi el acero de un hombre acorralado que había decidido morder en lugar de ser devorado. Su mirada se encontró con la mía, y en esa fracción de segundo, sin palabras, me hizo la única pregunta que importaba: ¿Saltas conmigo?Mi cerebro gritaba una lista de razones por las que esto era una locura de nivel estratosférico.Casarme con un hombre que apenas conocía, un multimillonario con una familia de villanos de opereta, para salvar un acuerdo corporativo...La abuela Lila habría organizado una huelga en la puerta de la mansión. Pero entonces vi el rastro de vulnerabilidad en la mandíbula apretada de Jac






