Secretos y Socios. Y algo más.

​El veneno en las palabras de Katerina se quedó flotando en el aire mucho después de que los guardias se la llevaran.

 "El acuerdo que él ya había hecho para protegerte". Cada sílaba era una pequeña esquirla de hielo incrustándose en la precaria confianza que había empezado a construir con Jack. El triunfo de haber desenmascarado a la villana se evaporó, dejando un residuo amargo y helado.

​Me giré lentamente hacia Jack. Su mandíbula, que momentos antes era la de un general victorioso, ahora estaba tensa con la rigidez de un hombre culpable. No me miraba a los ojos. Miraba un punto por encima de mi hombro, como si la alfombra persa de repente contuviera los secretos del universo.

​—Jack... —mi voz era apenas un susurro—. ¿Qué acuerdo?

​Stavros, que había observado la expulsión de su nieta con la impasibilidad de una estatua de granito, carraspeó. El sonido retumbó en el silencio.

​—Nikolaos. La niñ