Valentina
Lorenzo, sin importarle dónde y frente a quienes estaba, sonrió con admiración y amor.
Dió un paso hacia ella, tomando sus manos entre las suyas, mientras acercaba su rostro y la besaba en la mejilla.
—No esperaba otra cosa de tí… —le murmuró con orgullo.
Solo los que estábamos en primera fila lo escuchamos, y mi corazón se aceleró al sentir el amor contenido en esas palabras
Ella lo siguió con la mirada mientras él se separaba, sus ojos muy abiertos, sorprendida tal vez, por ser tan espontáneo frente a todos.
Lorenzo no le dió tiempo a responder o hacer nada, metiendo la mano en el bolsillo de su pantalón para sacar una cajita.
Se hincó frente a ella, ignorando por completo los murmullos de los invitados, y la abrió, mostrando un anillo hermoso, con una enorme piedra de diamante.
—Bianca, —comenzó con su voz cálida, sin titubear—. Te amo desde el primer día en que te vi... Y jamás me atreví siquiera a soñar que podrías sentir lo mismo por mí. Nunca fui tan valiente para dec