El recuerdo de su propio beso, la noche anterior, lo invadió. La pasión, la intensidad, la dualidad de sus sentimientos. Era una pasión que lo quemaba, que lo consumía, una pasión que estaba en contradicción con su destino como Alfa, con su responsabilidad hacia su manada.
Pero Leo no podía negarla. No podía negar el amor que sentía por ella. Y ahora, se aislaba. El dolor de la separación era un precio muy alto por la lealtad a su manada
El avión aterrizó en la remota base de la manada Sombra de Luna. El aire frío y la oscuridad de la noche lo recibieron. La expresión de Velkan, su Beta, era grave.
Velkan, con su rostro demacrado, le informó que el Alto Consejo había convocado una reunión de emergencia, y que su propósito era desestabilizar la manada y tomar el control, ya que creían que él era un Alfa inexperto y demasiado