Sienna había estado discutiendo con Kiara sobre su maldita pareja destinada, y casi le da un síncope cuando estuvo a punto de decir la palabra con “M” de Mate, le había gritado que no podía ser, ¡Que no quería! Y lo había hecho con todas las ganas.
Esa última frase la dejó salir de viva voz, mejor dicho, ¡A voz en cuello! pero justo en ese momento la puerta de su oficina se abrió y alguien se asomó con cuidado dejando la helada.
« ¡Maldita sea, no puede ser! », ella pensó para sus adentros.
— ¿Sienna? — Esa voz ronca y profundamente masculina retumbó muy dentro en las vísceras de la chica haciéndola sentir una fuerza eléctrica que comenzaba a recorrer todo su cuerpo.
Hubo un momento incómodo antes de que ella se girara para mirarlo, no necesitaba que se presentara, ni tampoco verlo para saber de quien se trataba.
— ¿Qué es lo que no quieres? — él le preguntó con una sonrisilla en sus labios y una mirada suspicaz cuando ella se dio la vuelta para encontrarse con esos profundos ojos dor