El aullido, desgarrador y primario, se había desvanecido en la oscuridad de la noche, dejando a su paso solo el silencio tenso y la confusión. Sienna, con el corazón martilleando, había logrado separarse de Chris y entró en su departamento, mientras la imagen del rostro de Leo, se contorsionaba por la de un lobo y rondaba su mente con insistencia.
¿Sabría el Alfa lo que había pasado entre ella y el empresario? La rubia sacudió la cabeza para apartar esa idea aterradora de su mente, no podría confrontarlo, aunque quisiera si hubiera una pequeña posibilidad de que eso fuera cierto.
Necesitaba tiempo para procesar el terror que sentía, para entender sus propios sentimientos. Pasó por la habitación de Ethan para comprobar su temperatura, apenas si lograba mantenerla controlarla, pero inspiró agradecida cuando sintió que permanecía normal.
Checó el despertador en su móvil y configuró que sonara cada dos horas, para así mantenerse checando al niño por si la fiebre aparecía.
Al fin se acostó