Todo su cuerpo se tensa, adquiriendo una frialdad y furia que nunca he visto en sus ojos, ni siquiera estando en un juzgado. El pasillo está en absoluto silencio, a excepción de mi respiración agitada. Andrew me mira, con una mezcla de furia y comprensión; no hay necesidad de que explique demasiado. El terror en mis ojos es visible.
— ¿Qué ocurrió? —pregunta con frialdad, pero es una frialdad que esconde furia.
Me toma del brazo suavemente, llevandome hacia dentro del apartamento. La calidez de su hogar me envuelve. Me siento fría, entumecida y adolorida, a pesar de que no hay una pelea física; correr y caminar por tanto tiempo me han dejado agotada.
—Vicky me dejó en casa y cuando entré él estaba allí —susurro, mis ojos llenándose de lágrimas de nuevo—. Sabía que Alana y Fran se habían ido con los niños y que estaría sola.
Él. No tengo que pronunciar su nombre. Andrew conoce la historia, sabe que mi peor pesadilla se ha hecho realidad. Andrew presiona su mandíbula, está tratando de co