35. Crece el misterio.
Samuel comenzó a vestirse en silencio. Algo había cambiado dentro de él y aquello me generó un nudo en el estómago mientras yo me quedé ahí de pie observándolo. Cuando él terminó de vestirse, me miró. Podía ver en sus ojos algo diferente.
— Samuel, quiero que me digas qué pasó.
— No es nada importante — sentenció — . Es mejor que lo dejes así, tranquila.
— ¿Cómo quieres que esté tranquila? — dije levantando las manos al aire, prácticamente enojada. Estaba segura que mi cara se había puesto muy roja. Quise sacudirlo por la enorme bata blanca que se había puesto y darle unas buenas cachetadas — . Tú mismo tomaste la medicina porque varios de los que la habían probado para el experimento se negaban a compartir la información del momento de las visiones, y ahora tú estás haciendo lo mismo. Me parece ridículo. Tú sabes que necesitamos esta información.
— En realidad no. Creo que en lo que lograste analizar en la tomografía es suficiente.
— En realidad no. Observé un patrón de aqueo