120. Mi hijo también.
— Quiero que me cuentes todo — comenzó a decir máximo, como si necesitara más información para poder solicitarme lo que iba a pedir.
Yo tomé asiento frente al escritorio, me quedé en silencio un momento; tenía miedo de ti. Comencé a contarlo porque no sabía cómo ibas a tomarte el hecho de que yo hubiera hablado con mi hermano, de que lo hubieran metido a la cárcel. Entonces fui a la antigua casa de mis padres; allá encontré una fotografía de él, de Gabriel. Mi hermano se puso a investigar al respecto sobre él, descubrió que su certificado de defunción era falso, que no había muerto de verdad.
Y esa noche nos atacaron en casa de mis padres: mató a un anciano que había contratado para investigarme — seguramente pensando que el anciano iba a contarme todo lo que sabía — y luego explotó la casa. Intentó matar a Samuel y luego, en la dirección en la que el anciano alcanzó a decirme que se escondía Gabriel, encontramos dos enormes cajas fuertes; estas que se abren con huella justamente t