El silencio en el pasillo era irreal. Cada segundo caía con un peso distinto, como si el tiempo se hubiera vuelto un enemigo invisible. April tenía los brazos cruzados sobre el pecho, la mirada clavada frente a la puerta, mientras Axel caminaba en círculos y Nathan apoyaba la espalda contra la pared, con las manos en los bolsillos, sin saber si debía acercarse o marcharse.Entonces, la puerta se abrió.Un médico joven, de bata blanca y expresión agotada, salió con una carpeta en la mano. Todos se volvieron hacia él al mismo tiempo.—¿Familiares de Logan Montgomery?—Yo —dijo Axel al instante, dando un paso adelante. April también se acercó, con el corazón en la garganta. Nathan se mantuvo inmóvil, observando todo desde la sombra.—¿Cómo está? —preguntó ella, casi sin aliento.El médico los miró a ambos. Luego consultó la hoja.—El señor Montgomery sufrió una contusión craneal leve y múltiples hematomas en la parte superior del cuerpo. También tiene costillas magulladas por el impacto
Los ojos de April se encontraron con los de Nathan, y en ese instante, sintió cómo el cuerpo entero se le tensaba. Se soltó de inmediato de la mano de Logan, como si la hubieran descubierto en un acto prohibido, pero Logan no la dejó escapar enseguida; sus dedos la rozaron un segundo más, como un recordatorio silencioso, como una promesa muda que ninguno de los dos se atrevía a pronunciar.Nathan permaneció junto a la puerta, con los hombros rígidos y las manos apretadas en puños. Su mirada era un filo suspendido en el aire, un golpe seco contenido tras unos ojos que apenas lograban disimular el resentimiento. El pitido de las máquinas médicas marcaba un ritmo inalterable, acompasando la tensión invisible que llenaba la habitación.—¿Cómo estás? —preguntó finalmente Nathan, sin mirar a April, clavando los ojos únicamente en Logan.April tragó saliva. Se puso de pie con torpeza, como si el peso de la culpa le quemara la piel desde adentro.—Logan… espero que te mejores. Cuídate. Voy a
El ceño de Nathan se frunció. Sus labios se curvaron en una mueca amarga. Sintió que algo en su pecho se contraía con violencia, pero lo ignoró, igual que ignoró la punzada que le atravesó la garganta.Apretó la carta en su mano. Cerró los ojos un instante, buscando frío donde solo encontró fuego.Y entonces, los recuerdos irrumpieron sin piedad.Marie sobre él, temblando, con las mejillas encendidas y el cabello cayéndole en desorden sobre el rostro. El roce de su piel desnuda, la forma en que su cuerpo se estremecía buscándolo, rindiéndose en sus brazos. El aroma dulce a vainilla que parecía impregnarlo todo, adueñándose de su cordura, de su respiración, de su sangre misma.Nathan abrió los ojos de golpe, como si pudiera sacudirse el recuerdo. Pero el daño ya estaba hecho.Su mandíbula se tensó hasta dolerle. Dejó caer la carta sobre el escritorio con un golpe seco.Sacó su móvil del bolsillo interno del saco, marcó un número conocido y llevó el aparato al oído, con la furia ardiénd
Marie respiró hondo antes de poder hablar. Se abrazó a sí misma, como si intentara protegerse de lo que estaba a punto de confesar.—No fue planeado —empezó con la voz temblorosa—. Todo ocurrió esa noche en la oficina… Nathan se puso a beber por mi culpa, yo… le dije que te fuiste con Logan y él se embriagó en la oficina —declaró con la voz trémula. April la miró con el ceño fruncido, sintiendo una punzada incómoda en el pecho.—¿Bebiendo? —repitió, en un susurro, como si la palabra le pesara en la lengua.Marie asintió, bajando la mirada.—Cuando lo encontré... apenas podía mantenerse en pie. No sabía qué hacer. No podía dejarlo allí. Así que… lo llevé a su departamento.April cruzó los brazos, pero no habló. Sus ojos brillaban, expectantes. —Él… —Marie tragó saliva—. Me confundió contigo. Me llamó por tu nombre. Me abrazó. Me buscó como si fueras tú.April cerró los ojos un instante. La garganta se le cerró, pero no dijo nada todavía.—Yo… —Marie dejó escapar un sollozo contenido—
La puerta de la habitación se abrió despacio.April entró primero, sosteniendo con una mano a Dylan y con la otra a Sienna, mientras Ethan caminaba delante de todos, con la impaciencia vibrándole en los pies.Logan, recostado en la cama, giró el rostro hacia ellos. Su cuerpo aún estaba cubierto de moretones visibles, y una venda le cruzaba la frente, pero en cuanto vio a sus hijos, la luz regresó a sus ojos.—Papá —chilló Ethan, soltándose de su madre y corriendo hacia la cama.—¡Ethan! —lo reprendió April en un susurro nervioso—. ¡Con cuidado!Pero ya era tarde. Ethan trepó con agilidad infantil sobre el borde de la cama, sentándose junto a la pierna de su padre, con una sonrisa tan grande que parecía iluminar la habitación entera.Logan soltó una risa baja, arrastrada por el dolor, pero genuina. Le acarició la cabeza, despeinándolo con ternura.—Estoy bien, campeón. Solo un poco adolorido —murmuró.Sienna se acercó más despacio, aferrando su peluche rosa contra el pecho. Sus ojos, t
La palabra Positivo brilló con intensidad en la pequeña pantalla del test de embarazo, iluminando el rostro de April con una emoción indescriptible. Su corazón latía con fuerza, mientras sentía que su mundo entero cambiaría en un instante. Estaba embarazada.Las lágrimas brotaron en sus ojos, pero no de tristeza, sino de una felicidad absoluta. No podría haber mejor regalo para Logan que esa noticia. En apenas una semana celebrarían su primer aniversario de casados, y finalmente podría darle algo que ni siquiera él esperaba: sería padre.Se miró en el espejo del baño, acariciando su vientre aún plano. Su largo cabello castaño caía en suaves ondas sobre sus hombros, y su piel clara tenía un rubor especial por la emoción del momento. Sus ojos, de un verde brillante y expresivo, reflejaban el amor inmenso que sentía por su esposo.—Vamos a ser una familia de verdad —susurró, dejando escapar una sonrisa ilusionada.A pesar de que su matrimonio se mantenía en secreto, a pesar de que vivía
April no quería presentarse en la empresa.Desde que firmó los papeles del divorcio, su cuerpo y su mente se negaban a regresar a ese lugar donde había construido tantas ilusiones. No quería verlo. No quería recordar.Pero ahora tenía una razón más grande que su orgullo.Su bebé.No podía permitirse perder esa indemnización. Necesitaba ese dinero para empezar de nuevo, para asegurarse de que su hijo tuviera todo lo que necesitara.Así que, tragándose el dolor y con la dignidad hecha pedazos, se levantó esa mañana y se dirigió a Montgomery Enterprises.Cuando llegó a la oficina, el ambiente era el mismo de siempre: trabajadores apurados, llamadas constantes, la elegancia de los pasillos perfectamente decorados. Pero para ella, todo era diferente.Ahora ese lugar solo representaba traición.Trató de pasar desapercibida, pero las miradas la seguían. Sus compañeros la observaban con curiosidad, algunos con lástima. Claro había sido despedida sin contemplaciones luego de ser la mano derec
April nunca había necesitado tanto el dinero como ahora.Había creído que al dejar Empresas Montgomery, cerraría para siempre ese capítulo de su vida, pero ahora todo había cambiado.Esperaba trillizos.El simple pensamiento la aterraba. No solo debía empezar de cero, sino que ahora tenía tres vidas por las que luchar.Y no tenía nada.Por eso, después de cumplir con el reposo recomendado por los médicos, se armó de valor y regresó a la empresa. Solo quería recibir su liquidación y desaparecer.Ya no era la esposa secreta del futuro CEO.Ahora solo era la mujer que había sido desechada.Se dirigió directamente al departamento de Recursos Humanos, pero el encargado la miró con incomodidad.—Señorita Collins… la señora Montgomery quiere hablar con usted antes de que reciba su liquidación.April parpadeó sorprendida.Nunca se había reunido con esa supuesta suegra, incluso sus llamadas telefónicas eran escasas y, para su sorpresa, el primer encuentro fue también el último.Así que, con el