Cap. 192: Una esposa fugitiva. Un abogado prohibido.
Cap. 3: La mujer de la limpieza.
Los días siguientes transcurrieron entre pasillos silenciosos, productos de limpieza y puertas cerradas. Aria se esforzaba por mantenerse invisible, evitar errores y no llamar la atención, pero sus manos aún temblaban cada vez que tomaba algo de vidrio o entraba a una oficina ocupada.
No estaba acostumbrada a ese tipo de trabajo. Nunca había trapeado pisos encerados, ni vaciado papeleras, ni lavado baños ajenos. Cada movimiento era nuevo, torpe, inseguro.
Y aunque intentaba hacerlo bien, el miedo la traicionaba.
Ese martes, mientras pasaba un trapo húmedo por una elegante mesa de cristal, su codo rozó un portarretrato y lo empujó sin querer. El marco cayó al suelo con un crujido seco. El vidrio estalló en pedazos.
La fotografía mostraba a un niño como de unos cinco años con una sonrisa tímida, abrazando a una mujer de rostro dulce, cabello castaño y ojos parecidos a los del pequeño.
Aria contuvo el aliento.
—¡¿Qué hiciste?! —gritó una voz desde la pue