Cap. 196: Una esposa fugitiva. Un abogado prohibido.
Cap. 7: ¡La volverás a tener mi Lu!
El ascensor se detuvo en el piso donde Luisana vivía. Un hombre de porte impecable, cabello oscuro peinado hacia atrás, ojos grises y traje perfectamente cortado, descendió escoltado por su asistente personal. Llevaba un pequeño pin dorado en la solapa con el escudo de su ducado: el emblema de la Casa Casiraghi. Aquel hombre no pasaba desapercibido en ningún lugar del mundo.
El asistente tocó suavemente la puerta del apartamento. Luisana abrió con una expresión de sorpresa mezclada con alivio.
—Renzo…
—Su Excelencia está aquí, signorina Rossi —anunció el asistente con una reverencia, antes de marcharse con discreción.
Luisana reprimió una risa y abrió del todo, invitando al noble a pasar con un gesto de la mano.
—Pasa. Estás en mi pequeño reino —dijo, intentando aligerar el ambiente.
Renzo entró y recorrió el lugar con la mirada. Todo era sofisticado pero acogedor, con detalles cálidos que hablaban de ella. Sobre la mesa de centro había una bandeja