Cap. 195: Una esposa fugitiva. Un abogado prohibido.
El escándalo en la oficina había terminado, pero el ambiente seguía denso como una tormenta que no terminaba de irse. Aria, con la mejilla aún roja y los ojos bajos, salió con la niña de la mano. Se detuvo frente a Luisana.
—Señorita, en verdad lo lamento tanto.
Luisana asintió. La asistente, visiblemente alterada, las fulminó con la mirada mientras murmuraba entre dientes algo sobre “descontrol y falta de profesionalismo”. Aria no respondió. Solo apretó la manito de Nina y siguió caminando, como si el silencio fuera su mejor defensa.
Axel recogió los cristales con cuidado, el ceño fruncido, la mente acelerada. Al levantar la vista, encontró a Luisana observando en silencio. Su mirada no tenía ira… tenía decepción.
—Luisana… —empezó él, pero ella alzó una mano con elegancia para frenarlo.
—No me digas nada Axel ya sé que para ti es solo una botella. Porque sé que eso vas a decirme.
—No iba a decir eso —murmuró él—. Solo que… fue un accidente. La niña no lo hizo con intención.
—Lo sé