Capítulo: Incluso las gotas de agua son diferentes.
Bradley hizo un gran esfuerzo para recuperar el aliento, sonreír y darle la mano.
Hizo de verdad un gran esfuerzo, porque estuvo a punto de ponerse pálido, y de gritarle por ese nombre.
«Georgina… ¡Ella es tan parecida a Georgina!», pensó al recordar a su prometida, pero luego la conmoción pasó.
—La comida está lista, señora Carrigan.
Anya sonrió y les pidió pasar al comedor.
La comida estuvo repleta de una plática amena, de risas casuales y anécdotas de viejos amigos, pero, durante toda la degustación de deliciosa comida, Bradley, de vez en cuando, miraba a la mujer de su amigo Ashton, era hermosa, era perfecta, era como Georgina, y eso hacía que su corazón latiera con mucha fuerza.
Terminaron la comida y fueron hasta el salón del bar.
Jugaron pool, bebieron copas, las chicas se apartaron, hasta que Ashton llamó a su esposa.
—Querida, puedes servirme una copa de Romanèe-conti, ya sabes donde Ashton tiene el vino.
Ella asintió, fue a buscarlo.
—Yo quiero whisky, pero, se nos