Epílogo.
Por Denver.
Hoy es un buen día, han pasado cinco años desde que nació nuestro hijo.
Observó a mi esposa a mi lado, sonrió, puedo recordar todo lo vivido hasta llegar aquí. Lo equivocado que estaba, alguna vez dije que estaba prohibido amarla, pero la verdad, incluso si fuera prohibido amarla, amaría a Abby màs y màs, ella es la mujer de mi vida, el amor que siempre he soñado y que mantendré en mi corazón hasta mi último día.
Soy un soñador, nadie puede cambiarme. Camino al cuarto de baño, me quito la pijama y me doy un buen baño. Es el cumpleaños de mi hermano Emerson.
La vieja cabaña se erige ahora como una preciosa casa de dos pisos que mandé a construir para mi esposa y mi hijo. Planeamos pronto darle un hermanito a Derek, quiere tanto tener un hermanito.
Sin duda, soy demasiado feliz. Me doy un baño, cuando siento su presencia, sonriò al verla frente a mì, desnuda y perfecta, me abraza y el agua fría cae en nuestros cuerpos, la amo tanto, besó sus labios.
—¿Por qué no me despiertas