35. Lazos malditos
POV: Lisseth Lancaster
Cuando Alejandro se fue, sentí que algo dentro de mí se rompía por completo. El sonido de la puerta al cerrarse fue como un disparo seco, directo al pecho. Me quedé ahí, pegada a la pared, con el corazón latiendo como si quisiera salirse del cuerpo, temblando… destrozada.
No podía más.
No podía con esto.
La rabia en sus ojos, sus palabras llenas de veneno, sus manos sobre mi piel, ese beso cargado de furia y deseo… todo me dejó marcada. Pero lo que más me dolió fue no poder hablar. No poder gritarle la verdad. No poder decirle: ¡No es lo que crees!
Quise hacerlo, juro que lo intenté. Pero no me dejó. No me escuchó. Solo me juzgó.
Y lo peor… es que yo también tenía miedo.
Miedo de que todo fuera cierto.
Miedo de que lo que sentía por él fuera un pecado.
Cuando sus labios tocaron los míos, fue como si algo estallara dentro de mí. Una parte de mí se rindió por completo, porque aún lo amaba, porque aún lo deseaba. Pero otra… otra se llenó de un asco horrible, desgar