37. La prueba final
POV: Lisseth Lancaster
Los días pasaban lentos… pesados… como si el tiempo quisiera castigarme por algo que aún no termino de comprender. El encierro se había convertido en mi cárcel personal, no solo por las paredes que me rodeaban, sino por las miradas que me atravesaban como cuchillas.
Las de él.
Las de Alejandro.
No decía nada, pero su silencio lo gritaba todo. Y dolía. Dolía más que cualquier palabra hiriente. Lo veía caminar por la casa como un fantasma con rabia en la piel. Ya no se acercaba. Ya no me buscaba. Me evitaba, como si le diera asco, como si mi presencia le recordara un pecado que jamás podrá perdonarse.
Yo no podía más.
No por mí.
Por mi bebé.
No iba a dejar que creciera en medio de esta tormenta. No iba a permitir que respirara culpa, que naciera rodeado de odio, de sospechas, de secretos. Mi hijo merecía libertad. Paz. Amor.
Y si para eso debía marcharme, lo haría.
Aunque tuviera que arrastrarme hasta una comisaría. Aunque tuviera que poner mi rostro frente a una