15. Posesión
Lisseth Lancaster
Volver al salón de clases me dio una sensación extraña. Como si estuviera entrando a un lugar donde todavía podía ser yo misma. Donde nadie me recordaba quién era… o peor, a quién pertenecía.
Vi a Marcus apenas crucé la puerta. Estaba allí, en su sitio de siempre, con esa sonrisa fácil que hacía que el mundo pareciera menos cruel.
—Pensé que no volverías —me dijo con suavidad.
—Y yo pensé que te habrías cambiado de lugar para evitar otro café encima —respondí, sonriendo.
Reímos. De verdad. De ese tipo de risa que no nace de la boca, sino del pecho. Durante la clase, me sentí ligera. Compartimos apuntes, hablamos en voz baja, y por un rato, me olvidé de que vivía con un hombre que me vigilaba hasta el aliento. Me olvidé de que estaba casada con Alejandro Montenegro.
Al salir, caminamos juntos por el pasillo principal, mientras el sol caía tibio sobre nuestras cabezas. Hablábamos de cualquier cosa, tonterías de la universidad, cuando el sonido de unos frenos bruscos m