El Rey de las sombras
El castillo del rey vampiro se alzaba oscuro y solemne en la penumbra del bosque ancestral, sus torres góticas recortándose contra el cielo nocturno como colmillos afilados. En la gran sala del trono, iluminada tenuemente por candelabros de hierro forjado, el hombre que gobernaba estas tierras se sentaba con el ceño fruncido, observando el fuego crepitar en la chimenea. Era un hombre de presencia imponente, de piel pálida como la luna y ojos rojos como brasas ardientes, la marca inconfundible de su linaje vampírico. Su nombre era Lord Dorian Valerius, el legítimo rey de la mitad norte de los dominios vampíricos.
Dorian había heredado un reino fragmentado, dividido en dos facciones irreconciliables. La mitad de su reino estaba bajo el control férreo de la reina Seraphine, su antigua aliada y ahora su rival más peligrosa. Seraphine, quien era idéntica a Ava en rasgos y aura, había arrebatado con astucia y poder gran parte del territorio, incluyendo las zonas más f