Abigail negó con la cabeza. Rafael mantuvo su mirada desafiante como si con eso pudiese desarmarla por completo.
—Es mi vida privada señor Baker —respondió con seriedad—. No es asunto tuyo.
La jaló del brazo haciendo que quedaran muy cerca.
—¿Qué estás haciendo Rafael? Cualquiera puede ver que estamos así y pueden malinterpretar las cosas.
—¿Crees que me importa? Te hice una pregunta y sí, es asunto mío. ¿Quién es Gabriel?
—¿Si te lo digo me dejaras en paz? —Él asintió moviendo su cabeza—. Tú ya hiciste tu vida déjame hacer mi vida, deja de interferir en ella. Gabriel es a quien más amo en este mundo, es la persona más importante de mi vida. Ahora suéltame y no dejes esperando a tu esposa.
Abigail se soltó bruscamente, le dolía, pero era mejor así. Ella ya no podía hacer que la vida de él cambiara únicamente porque se volvieron a encontrar.
Y aunque fuera difícil entenderlo, era la realidad… una triste realidad.
—¿Así que estás jugando con Max? —mencionó él mientras parpadeaba e