La mayor parte de su vida Abigail estuvo convencida de que lo que nos importaba era evitar pasar por encima de los demás. Así fue como creció y para ella eso era lo mejor.
Sin embargo, por primera vez en la vida, quería pasar por encima de aquellos prejuicios que tenía, quería pasar por encima de lo que le habían enseñado y simplemente intentar hacer lo que era mejor para ella.
Era egoísmo puro, pero sería egoísta al menos por primera vez en su vida sí con eso de nuevo tendría el hombre que amaba.
No podía seguir luchando contra el destino,
Sin importar, nadie más que ellos dos.
—No quiero ser tu amante Rafael. No quiero serlo.
—No lo eres Abigail, no eres mi amante y nunca lo serás. Eres mi mujer.
Rafael habló con sinceridad, con su voz gruesa y varonil, con su torso desnudo al igual que su alma.
—No es a eso a lo que me refiero y lo sabes. Estás casado —su voz salió en un susurro, con un nudo en su garganta.
Ella apretó los ojos cuando sintió como algunas lágrimas querían e