Abigail terminó de organizar los documentos para la reunión, su cuerpo aún estaba conmocionado por lo que había pasado con Rafael. La ilusión de que de nuevo tuvieran una oportunidad, era algo que le llenaba el corazón.
Por momentos al cerrar los ojos por unos segundos, la imagen de él mientras que la besaba, mientras que la hacía suya… esa imagen estaba en su cabeza.
Movió su cabeza negando, necesitaba concentrarse, no podía seguir así.
Ella sonrió, si las cosas salían bien, le diría la verdad sobre Gabriel, y todo recuperaría su curso.
Abigail llegó hasta la sala de juntas, y sirvió vasos con agua dejándolos listos en cada lugar. Giró su rostro cuando escuchó cuando la puerta sonó. Rafael entró con su porte serio. Retiró su abrigo y lo dejó sobre su silla.
—¿Tienes todo listo Abigail? —él la miró, con ese par de ojos oscuros que la ponían completamente nerviosa.
—Sí, todo está impreso y los informes están en tu lugar. ¿Se te ofrece algo más?
Él se acercó a ella con porte impo