Al final, se descubrió que esas dos chicas efectivamente habían robado las cosas de Celeste. Un simple par de pantuflas costaba varios miles de dólares para arriba, involucraba una cantidad enorme de dinero, y además por provocar peleas, fueron completamente expulsadas.
Varios recuerdos del pasado surgieron involuntariamente en su mente. Marisela giró la cabeza y preguntó:
—¿De qué te ríes?
—Me río del comienzo de nuestro viaje de amistad. Lástima que después de esa pelea me llevaron de vuelta a casa, y no regresé al dormitorio hasta el segundo semestre del tercer año —dijo Celeste.
Marisela también sonrió ligeramente y dijo:
—Porque tus padres estaban muy preocupados por tu seguridad.
Las dos entraron juntas al baño de mujeres. Apenas sus figuras desaparecieron en la entrada, un hombre las siguió desde atrás.
Unos minutos después, Marisela salió primero y se lavó las manos en el lavabo público.
Se miró en el espejo: tenía la cara un poco roja y la mirada algo perdida.
Aunque su mente