¿Acaso ya había terminado de comer y se había ido?
—Pero deberías haberme preguntado, por si acaso yo tenía de sobra —le respondió Celeste, pero al ver que su amiga miraba hacia otro lado, preguntó:
—¿Estás buscando a alguien?
—No —dijo Marisela retirando la mirada.
Probablemente era su "paranoia de persecución", el trauma psicológico que Lorenzo le había causado, que la hacía ver a cualquiera como si fuera a hacerle daño.
Matías salió y los tres regresaron juntos a la mesa del césped. La sesión de bebida ya había avanzado bastante, y Marisela no volvió a beber después de eso.
Comió carne asada y frutas mientras los tres conversaban. Después de aproximadamente media hora más, sonó el teléfono de Celeste con una notificación de mensaje.
Celeste miró y descubrió que era de Ulises. Al leer el contenido del mensaje, quiso gritar en silencio.
Le respondió con un mensaje de voz:
—Ya no soy una niña, y aún así me controlas. Además, ¿no te dije que iba a cenar con Marisela y Matías? No es como