Al no obtener una respuesta, Sebastian empezó a sentirse como un idiota. No había ido a ver a Gemma con la intención de llevársela a la cama… aunque era difícil de creer, considerando que sus manos estaban sobre sus senos y que la había acorralado ante la primera oportunidad.
Recuperó algo de control y deslizó las manos hacia abajo.
Estaba allí para hablar y eso es lo que iban a hacer.
Estaba a punto de alejarse cuando ella lo tomó de la camiseta y lo atrajo con fuerza. Sin darle tiempo a pensar, estampó sus labios contra los suyos y lo besó. Sebastian soltó un gemido, perdiendo al instante la poca claridad que había logrado reunir.
Quizá podían hablar más tarde. Si ella lo quería, no iba a negárselo. Ni a ella… ni a sí mismo.
La deseaba desde hacía tantos años, desde mucho antes de aquel primer beso, y no era lo suficientemente fuerte para resistirse a ella.
Sebastian se hizo cargo del momento, devorando sus labios con desesperación. Las manos de Gemma tiraron de su cabello, provocán