La fiesta de compromiso era un espectáculo de lujo y poder. La alta sociedad de Moscú se paseaba entre mesas repletas de champán y exquisitos aperitivos, mientras una orquesta tocaba en vivo. Todo parecía perfecto… pero para Nikolai Volkov, la perfección era una ilusión peligrosa.
Desde su lugar en la mesa principal, Nikolai observaba a Alessandro Petrov. El hombre del momento. El prometido de su hermana. Su enemigo.
Anya se veía hermosa, envuelta en un vestido color marfil que resaltaba su piel pálida y sus ojos llenos de fuego. Sonreía, reía con la gente adecuada, se comportaba como la princesa de hielo que siempre había sido. Pero Nikolai la conocía demasiado bien. Sabía que su sonrisa era un disfraz.
Y Alessandro… Alessandro no dejaba de tocarla. Un roce en la cintura, una caricia en la mano, su mirada siguiéndola con una intensidad que no era solo de deseo, sino de posesión.
Cuando comenzó el baile, Alessandro la tomó de la mano y la llevó a la pista. Los invitados aplaudieron, en