El día había llegado. Alex y Laura habían tomado la decisión de enfrentar todo con valentía, de dejar atrás los secretos y las miradas furtivas. Habían soportado los rumores, las insinuaciones y el peso de las especulaciones, pero ahora ya no había lugar para el miedo. Lo que sienten es genuino, poderoso, un lazo que no debía romperse por la presión externa.
Cuando Laura entró a la oficina esa mañana, sintió la tensión habitual en el ambiente. Sabía que la noticia que estaba a punto de revelar cambiaría todo. Alex ya estaba allí, de pie junto a la gran ventana, mirando la ciudad con un aire decidido. Al verla, sus labios se curvaron en una sonrisa que solo pertenecía a ella.
“¿Lista para esto?” —preguntó con voz cálida.
Laura exhaló profundamente y asintió.
“Más que nunca.”
El plan era claro. Convocarían una reunión con el equipo de liderazgo y después con todo el personal. Era momento de hablar con franqueza.
El salón de conferencias estaba lleno cuando Alex entró acompañado de Lau