Al día siguiente, la atmósfera en la oficina de Los Laureles era distinta, casi serena. La tensión y el caos de las últimas semanas parecían disipados, aunque en el ambiente persistía una sensación de vigilancia y esperanza. Laura, ahora fortalecida y con una determinación renovada, entró en la empresa acompañada de Carlos y Marta. Todos sabían que, aunque la batalla había sido ganada, la lucha contra las sombras del pasado aún no terminaba del todo.
Laura revisó las agendas y sonrió ligeramente. La tranquilidad, por momentos, parecía una recompensa merecida después de tanto estrés y peligro. Ella sabía que la justicia había hecho su parte, y que la verdad, en esta ocasión, había salido a la luz. Sin embargo, en su interior, guardaba la esperanza de que lo peor había quedado atrás.
“Buenos días, equipo” —dijo Laura, dirigiéndose a todos en la sala de reuniones—. “Gracias a su esfuerzo y valentía, logramos que la justicia prevaleciera. Ahora, podemos pensar en seguir adelante y reconst