88. ¡Ha ocurrido algo con el jefe!
Llegó al hospital donde sabía Marene llevaba días internada.
No tenía mucha información y su jefe de seguridad no le había proporcionado mucha tampoco, tan solo la suficiente para arrastrarlo hasta allí con esa asfixiante sensación oprimiéndole el tórax.
Preguntó en recepción por ella y en seguida la mujer detrás del mostrador sonrió.
— Qué bueno que alguien ya haya venido a verla — dijo, y minutos más tarde, lo dirigía a través del pasillo de cuarto piso —. Es aquí, pase.
Jack asintió, y le tomó unos largos segundos armarse valor para cruzar esa puerta.
Marene estaba sentada junto a la ventana, desde donde se podía ver perfectamente como la ciudad transitaba y se agolpaba para recibir el año nuevo dentro de un par de horas más.
— Buenas noches — saludó en tono neutro.
La mujer se irguió, pero no se giró tan pronto, pues al escuchar esa voz creyó estar en presencia de un espejismo.
No fue así, y su corazón palpitó desmedido al descubrir a su hijo allí.
— ¿Jack…? — preguntó, todavía du