—No sabía que tenías un hermano. —Sam ve extrañada a Esteban.
—Hay muchas cosas que no sabes y nunca sabrás de mí por tu capricho de estar con el idiota este. —Le guiña el ojo a Sam y Alessandro se interpone para cubrirla.
—¡Contrólate! —dice molesto y amenazador—. ¡Nos vamos! Fue un gusto Tony. —Le da media sonrisa al pequeño y este los abraza.
—¡Igual! —Se despegan del abrazo y se van.
Alessandro halaba el brazo de Sam por el parque, estaba furioso, pero ella se soltó de él.
—¿Qué te pasa? —Se cruza de brazos y él se voltea a verla.
—Nada —responde seco.
—No mientas Ale, se supone que hoy no estaríamos molestos por nada —le reclama y él bufa.
—Es que no soporto al imbécil de Esteban —Expresa frustrado.
—No fue a propósito encontrarse con él. —Se acerca a él y le soba su brazo, estaba tenso.
—¿Ah no? Entonces, ¿Por qué te guiña el ojo? —Mira a otro lado.
—No exageres Ale, además, se supone que no somos nada, ¿Recuerdas? Así que, ¿Para qué tener esa actitud? —pregunta súper obvia y Al