—No tienes por qué hacerlo, pero gracias. —Esbozo una sonrisa y él me ve como enamorado.—Haría cualquier cosa por mi princesa. —Me guiña el ojo y luego me lanza un beso fugaz, y lo atrapo.—¿Escuché bien? —finjo no haber oído para que repita la oración.—No —bromea notando mi objetivo—. Tal vez escuchaste mal.Lo miro como si lo odiara y entra al baño.***Entramos al hospital y presentí muchas miradas encima, tal vez porque llevo puesto un traje de baño de color rojo y se nota con mi blusa blanca casi transparente, tengo una falda corta de color negro, y unos tenis, no me vestí así por faltar el respeto, es que después iremos a la playa.Alessandro está combinado conmigo, así que también lleva un short negro y una camisa blanca.Ya queríamos ver a su nonna, saber su estado, si estaba bien o no. Llegamos a recepción y él le pregunta a la enfermera sobre la paciente señora de Libertella, y nos dijo que se encuentra en la habitación 008, agradecemos además de dar nuestra información si
—008 —respondí.—Ok.Toma el brazo de Alessandro y nos guía. Llegamos a la habitación y esperamos que el doctor se vaya, una vez que ya no está, nos quitamos los lentes.—¿Y ahora cómo saldremos? Descubrirán nuestra mentira. —pregunto riéndome.—Sencillo, salimos corriendo. —propone riéndose.Nuestras miradas se conectan por un largo rato y no podemos evitar sonreírnos como dos tontos, él me toma de la cintura con una mano y me junta más a su cuerpo, con la otra, la coloca en mi mejilla y la acaricia.Sintiendo ternura, yo peino su cabello hacia atrás, él me retira un mechón de cabello y lo coloca detrás de mi oreja, acerca su rostro para besarme, pero se abre la puerta, haciendo que nos separemos de inmediato.—¡Al fin llegas jovencito! —Se cruza de brazos y mira a su hijo un poco enojada.—Hola madre. —Da media sonrisa y su madre lo abraza, no lo había visto por unos días, luego ella me abraza a mí.—Me alegro de que al fin estén juntos. —Se separa de mí y nos ve sonriente.Alessand
El seco aquí es él.—Estoy bien. —Doy media sonrisa.—¿Segura? —Insiste y detiene el auto, trata de besarme y aparto la mirada—. Si estas molesta.—No lo estoy. —Me fastidio.—Si lo estas.Aprieto mis labios y exploto.—¡Mierda! ¡Que no! ¡¿No lo entiendes?! ¡Ahora, bájate y compra tu mierda! —respondo furiosa. Veo hacia la ventana, le ha callado la boca a Alessandro, no podía contener mi enojo hacia él, ¿Qué me pasa? Tengo que calmarme.Sin más que decir, Alessandro se baja del auto para comprar las cosas. Mientras lo espero, escucho la radio, no sé explicar mi enojo, tampoco quería hablar, pero no sabía cómo calmarme.Él entra al auto también enojado, supongo que no le ha gustado la manera en cómo le grité y lo entiendo, sin embargo, no me importa. Alessandro deja una bolsas con chucherías y bebidas alcohólicas por mis pies, logro ver una botella de gran gusto, así que la destapo y comienzo a beber de ella.—No vas a beber. —Alessandro se aproxima y me la quita.—¿Y por qué no? ¿Qui
Enciende el auto y arranca, me ha dejado sin palabras, me gusta, lo amo, pero aún no ha pasado la prueba, solo puro bla, bla, bla, aún le falta demostrar que lo que dice es cierto. Debí ponerlo a prueba antes de ser novios, pero bueno, es que lo que tuve que hacer y ya no hay vuelta atrás.Se estaciona al frente de la playa y bajamos con las compras que hizo Alessandro, caminamos en busca de nuestros amigos, mientras que él estaba algo seductor conmigo, quería comerme a besos, pero lo evitaba.—¿Aún sigues enojada conmigo? —me pregunta y niego.—No, solo no le encuentro sentido besarse, estamos en la playa sin ningún lugar en donde coger y los besos son inicios para calentarnos —me explico algo obvio y él me pone los ojos en blanco.—Es que me encantas demasiado que te besaría cada segundo de mí día a día. —Me guiña el ojo—, Aparte, quiero follar esa boquita tuya tan sucia con mi lengua. —Logra provocarme y me muerdo el labio.—Si te portas bien, te dejare hacerlo. —Le lanzo un beso f
—¿Y si eso sería el único problema? ¿Y si de verdad no me ama? —Estaba realmente preocupado por eso.—¿Cómo puedes estar seguro de eso? —Arquea una ceja.—Por cómo me trata y lo que me dice, pues me lo creo y me afecta. —Agustín muestra fastidio ante mi inseguridad.—Bueno, ¿Serías capaz de engañarla? —Ladea su cabeza intrigado.—¿Qué? ¿A qué se debe esa pregunta?—Pues dices que temes a que ella no te crea y que piense que aun eres el mismo mujeriego, supongo que si temes es porque te consideras capaz de engañarla, ¿No? —Me ha dado en el dedo pequeño, Agustín tenía razón.—¡Jamás en mi puta vida haría eso! Prefiero mil veces lastimarme. —Reacciono algo histérico—. Hacerle daño, es como hacerme daño.—Entonces no veo el problema. —Me pone los ojos en blanco.—No lo sé.—¿A qué temes realmente? ¿Perder oportunidades con cualquier chica o perder a Sam? Porque estoy seguro que, si es por el sexo, ella cumplirá todas tus fantasías. —me molesto por ese comentario.—¡No es por el sexo! ¡Mal
Nuevamente se metían en mis asuntos, y esa pregunta no iba ser respondida sabiendo que la pregunta viene de una de las chicas que gustan de él.—Aún no, creo que estaré bien así —contesto lo que sea para evitar hablar con sinceridad.Son amigos para pasarla bien, no para contarles mis emociones o mis planes.—Mmm y… —interrumpen a Karol, fui salvado por la campana.—Uff, no saben lo lejos que fuimos —dice Lourdes llegando con unas bolsas y Sam también, Agustín se levanta a ayudarlas.—¿Qué compraron? —pregunta Sofía animada.—Pescado frito, tostones, papas fritas y ensalada —responde Lourdes.Siento que Sam me ve de reojo y noté su molestia, tal vez por tener a Sofía en mis piernas, aparte de seguir molesta por lo de antes de que llegáramos a la playa.Samantha saluda a todos con un beso en la mejilla sin importar que no conocía a algunos, gracias a su paseo saludando a todos, tuve una vista perfecta de su trasero, y me ha gustado, me ha provocado cogerla.No sé si lo ha hecho a propó
—Déjanos a solas Sofía. —Micaela la mira mal.—No. —Se cruza de brazos.—Sofía, por favor —insisto, Sofía me mira y asiente sonriente.—Está bien, iré al baño, pero no me lo quites por mucho tiempo. —Le guiña el ojo antes de irse.—Agustín me conto todo —Me dice Micaela.—¡Genial! —Alzo mis manos al aire y las choco con mi cuerpo.—¿Qué esperabas? Los tres somos mejores amigos y nos contamos todo, pero claro, ustedes se olvidan de mí. —Se hace la ofendida y me siento mal inmediatamente.—Lo siento. —Agacho mi rostro.—¿Qué te sucede? Te mueres por estar con ella y en vez de atraerla, la alejas, ¿qué es más doloroso? ¿Estar con ella o alejarla? Con ella estarás feliz, no te entiendo, cuando están juntos hay felicidad, cuando están lejos se odian, no puedo entender tu miedo. —Se sienta.—Necesito tiempo. —Suspiro.—Eso espero, porque no te quiero ver llorando por ella. —También me siento.—No me presiones. —le pido.Micaela aprieta sus labios y asiente.—De acuerdo, pero si quieres esta
—Me identifico con esta canción en este momento porque es para una persona muy especial para mí, ella es bellísima y yo un idiota, quiero que sepa lo mal que me siento por haberla dejado ir.Él me mira, aunque el público está al frente, eso parece no importarle. Sus dedos comienzan a deslizarse suavemente por las cuerdas de la guitarra, escuchándose un sonido muy lindo.—No sé muy bien, por dónde vas, Te buscaré, Estoy seguro que te encontraré, Estés donde estés… —Entona la canción “Ando buscando” de Carlos Baute y piso 21.Al terminar, Alessandro recibe muchos aplausos, yo estaba muy feliz por él y él me veía solo a mí que más le gustaba era el de Sam. Sofía abraza a Alessandro y lo felicita, borrándome una sonrisa y me giro para no verlos.Entro a la habitación y me siento en la cama, entrelazo mis dedos entre si y juego con ellos impacientemente, escucho la puerta cerrarse y me da un susto, haciendo que sobresalte y me fije en él.—Me asustaste. —Doy media sonrisa.—Lo siento, tú t