Pero en vez de abrir la puerta, sujeta mi mano y me lleva hacia una puerta de rejas al lado del garaje.
—Es que creo que está será la mejor parte que deberías ver —me explica y abre la puerta, caminamos hasta encontrar unas escaleras y subir estás.
—Aun no la he mandado a rediseñar, pues quiero que tengas crédito de eso —me dice antes de llegar.
Cuando llegamos a la especie de terraza con piscina, lo primero que me gusta es la vista a la playa, el suelo de la terraza es de madera y tiene barandas cristalizadas.
Ale suelta mi mano, permitiéndome detallar más el lugar, doy una vuelta a mi alrededor, una casa frente a la playa, mi sueño cumplido, Alessandro me lo cumplió pensando en mí, es tan tierno. Veo la casa y está demasiado grande como para dos personas, por lo que miro a Alessandro confundida.
—¿Por qué es tan grande? —Le pregunto—. ¿Por la visita?
Él me toma de la cintura y planta varios besos en mi rostro.
—Para nuestra familia, Angelito, de esa forma quiero formalizar contigo,