Capítulo 64: Consecuencias del aislamiento.
••Narra Charlotte••
Las extremidades me pesaban como si mi sangre hubiera sido reemplazada por plomo. La luz fluorescente del techo me golpeó los párpados al despertar. Hacía demasiado frío, como si estuviera en el polo norte.
Una manta cubrió mi cuerpo, hasta los hombros. La calidez fue inmediata.
—¡Un médico! ¡Ahora! —La voz masculina cortó como un cuchillo.
No necesitaba verlo para saber a quién le pertenecía esa voz. Por un segundo creí que estaba muerta y estaba viendo un recuento de mi triste vida. Frederick estaba de pie, al lado de mi cama. Llevaba un traje que estaba arrugado y la corbata deshecha. En ese momento supe que no era un recuento de mi vida, ya que en ningún momento había visto a Frederick con un aspecto tan lamentable.
Sus ojos ardían con una intensidad que podría hacerme retroceder si no fuera por el hecho que ya estaba acostada.
Miré a los lados, observando mi entorno. Era la misma habitación de hospital que la última vez.
—No estaba muerta… —dije para mí